top of page

Servicios

Servicios de corrección de estilo, informes de lectura crítica, lectura beta y publicidad.

Corrección de estilo

Pide presupuesto a través de mi email

Lectura crítica

Informe de lectura crítica

Publicidad

A través de RRSS, lecturas conjuntas.

Obsesión



Los días transcurren parecidos, he aprendido a estarme quieta cuando deciden hacerme una visita. Recibo tres comidas diarias y aunque con temor a que uno de esos bocadillos acabe conmigo, es tanto el hambre que siento que no los rechazo. No he vuelto a ver a Daniela, cada vez que la puerta se abre, deseo con todas mis fuerzas que sea ella, pero nunca aparece.

Estaba tumbada mirando el techo negro de la habitación, cuando la voz de uno de los carceleros me asustó.


—Llegó el día Carolina. ¡Prepárate!


Se abre la puerta y la claridad del pasillo iluminan la habitación, me levanto y me acerco con miedo a que sea otra trampa. El pasillo es largo, después de tantos días prácticamente a oscuras cuesta que mis ojos se adapten a tanta claridad. Camino agarrándome a las paredes, todo es blanco a mi alrededor. Tengo la sensación de que me ahogo y mis pulmones gritan por aire limpio.

Al final encuentro una puerta, esta se abre automáticamente según me acerco. Paso a una habitación donde hay dos hombres y una mujer esperándome.

Por unos momentos pienso que es Daniela, pero cuando se acerca a mí, me doy cuenta de que no. Me ayuda a sentarme en una silla y a quitarme la ropa, dejándome expuesta ante ella y ante los hombres que nos vigilan apoyados en la pared.

Coge un grifo y una esponja y comienza a asearme, yo simplemente me dejo hacer, no pongo resistencia, soy como una muñeca en manos de esa mujer.

Tras el aseo, me trasladan a otra sala, me visten con lo que parece un uniforme, pantalón y camiseta gris, me dan una goma de pelo y me hago una coleta rápidamente, me acerco a un espejo medio roto que hay junto a un lavabo, por primera vez en días observo mi rostro, unas ojeras enormes bajo mis ojos delatan lo poco que he dormido últimamente. Mi pelo parece un nido de lo enmarañado que está, la chica que me ha aseado me tiene un cepillo de dientes con mi nombre escrito en un papel pegado.

Tras dejarme asear unos minutos, me llevan a otra habitación mucho más grande y en la que hay varias personas comiendo sentadas en una fila de mesas, a mano izquierda más haciendo cola para recibir unas bandejas con alimentos. Me colocan la última de la fila, la chica que hay delante se gira y me saluda con un movimiento de cabeza al que yo correspondo imitándola.

Cuando llega mi turno, una señora mayor vestida de blanco y con un gorro que la tapa el pelo, me tiende mi bandeja y coloca sobre ella un vaso de plástico, un paquete de galletas y lo que parece un revuelto de huevo y beicon.

Elijo una mesa apartada junto a una gran ventana opaca, me siento frente a una chica que mira fijamente su comida sin probar bocado. Al sentarme, alza la vista, me observa y vuelve a su mundo.

Estoy distraída mirando a todos lados, buscando una cara conocida, que no me doy cuenta que alguien ha ocupado la silla de al lado.


—No te gires Carol. Haz que no nos conocemos.


Reconozco esa voz, es Daniela, obedezco y finjo estar ocupada con mi desayuno.


—Veo que has decidido hacerme caso y ya te han dejado salir. Pero sigue atenta a todo, no te fíes de nadie.

—Dani, ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Quiénes son todas estar personas?

—Ahora no podemos hablar mucho, tras el desayuno nos dejan ir a hacer actividades. Quedamos en la biblioteca, allí podremos hablar tranquilas.


Según termina su frase, Daniela se levanta y se va.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Retrato de casada.

Retrato de una casada, es una novela escrita por la aclamada autora Maggie O'Farrell. Esta obra explora la vida de una mujer atrapada en...

 
 
 

Comments


  • Facebook
  • Instagram

©2021 por Aroaalmaescritora. Creada con Wix.com

bottom of page