top of page

Servicios

Servicios de corrección de estilo, informes de lectura crítica, lectura beta y publicidad.

Corrección de estilo

Pide presupuesto a través de mi email

Lectura crítica

Informe de lectura crítica

Publicidad

A través de RRSS, lecturas conjuntas.

Relato obsesión segunda parte




Me despierto rato después, abro los ojos, él está sentado frente a la cama observándome. Intento incorporarme, pero estoy atada a la cama de manos y pies. Miro a mi captor que suelta una carcajada riéndose de mi desesperación por huir.

Se acerca despacio hasta mí, me acaricia la cara con unas manos ásperas y las uñas negras. Apoya sus labios en mi oreja y me dice con voz fría:


—Tranquila, te soltaré cuándo estés preparada. Tengo muchos planes para nosotros, pequeña Carolina.


Lloro, intento con todas mis fuerzas soltar inútilmente las cuerdas que me apresan a la cama. Me siento impotente, quiero golpearle, poder defenderme de él, pero lo único que consigo es desesperarme por ver que no puedo hacer más que esperar a que este loco decida liberarme. Sale dejándome sola de nuevo.

Pasan las horas, noto el sudor que recorre mi cuerpo, me siento sucia, pegajosa, desesperada. Un ruido en la puerta, un rayo de luz que se cuela por una rendija que alguien ha abierto, depositan una bandeja.

—Debes comer, necesitas fuerzas.

Alzo la mano y es entonces cuando soy consciente de que la cuerda que antes la sujetaba ha desaparecido, me suelto el resto deprisa y corro hacia la puerta. Me arrodillo ante la rendija, intento sacar mi cabeza, pero él con su mano me empuja hacia dentro. Del forcejeo la bandeja que ha traído ha caído al suelo a mi lado, una botella de agua, un bocadillo.

—Por favor, déjame salir. ¿Qué es lo que quieres de mí?

Lloro, desesperada, saco mis manos enlazadas, suplicándole que me libere. Él no contesta, pero oigo su respiración, sé que está ahí, le oigo alejarse, arrastrándose pegado a la pared. Apaga la luz del pasillo y solo quedamos la oscuridad y yo, me apoyo en la puerta y cojo la botella del suelo, abro el tapón y bebo. No me fio del bocadillo, así que lo dejo en la bandeja de nuevo.

Camino recorriendo la habitación, intentando calmarme, no sé cuánto tiempo llevo aquí, si han pasado horas o días desde que este loco me ha secuestrado. Grito, grito hasta quedarme sin voz, necesito salir de aquí. Camino a la puerta y me pongo a golpearla como si mis manos pudieran hacer que se derrumbase.

—Para, te vas a hacer daño— me dice mi captor desde el altavoz.

—Déjame salir de aquí, por favor.

—Saldrás, pero a su debido tiempo. Paciencia pequeña. No estás preparada todavía.

—Por favor, por favor…— sigo golpeando con fuerza, hasta que mis nudillos sangran.


No vuelve a contestarme, me siento en la cama, cubro las heridas de mi mano con una de las sábanas de la cama.


La puerta se abre y una persona entra en el cuarto, lleva una cadena atada a la cintura, un bozal tapando su boca, un vestido de tela gris que la cubre por completo. No me da tiempo a reaccionar, cuando la puerta se cierra dejándonos juntas en el mismo espacio.



—¿Quién eres? —pregunto.

No responde, se acerca a mí, me coge las manos y yo las aparto, no quiero que me toque, le aparto el velo que le cubre la cara y veo sus ojos llenos de lágrimas. Reconozco esa mirada, es Daniela.


—¿Daniela? ¿Qué haces aquí?


Daniela pone su dedo en la boca, no hablo más. Mientras coge mis manos de nuevo, saca de sus bolsillos, algodón y una pomada para curar mis heridas.


—Carolina —me dice muy bajito— tienes que dejar de luchar, solo así te dejarán salir de aquí. Créeme, yo lo intenté durante los primeros días, no sirvió para nada, solo para que me pusieran esto en la cabeza y no me lo pueda quitar jamás—. Señala el bozal que lleva puesto.

—¿Cuánto llevamos aquí?

—Calculo que más de dos meses.

—¿Dos meses? —no puedo evitar gritar. Daniela me agarra el brazo y mira con miedo a la puerta.

—No grites, si nos oyen hablar, no dejarán que vuelva a venir yo. Prométeme Carolina que harás todo lo que te digan. No sabes las cosas que son capaces de hacer…


No nos da tiempo a hablar más, la puerta se abre y Daniela se levanta corriendo y sale por ella. Me quedo sola de nuevo, Daniela habla en plural, hay más de una persona reteniéndonos. No puede ser. ¿Qué está pasando aquí?

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Retrato de casada.

Retrato de una casada, es una novela escrita por la aclamada autora Maggie O'Farrell. Esta obra explora la vida de una mujer atrapada en...

 
 
 

Comments


  • Facebook
  • Instagram

©2021 por Aroaalmaescritora. Creada con Wix.com

bottom of page