Síndrome del impostor

¡Qué levante la mano quién no haya sentido a nuestro querido amigo alguna vez en su vida!

Y es que esa voz que te habla en tu cabeza, que no es si no tu mismo y tus pensamientos intrusivos haciéndote tambalear por el camino y poner a prueba tu fortaleza.

Puedo asegurar que cada vez que escribo una novela, la doy a conocer y cuando menos lo espero esa vocecita empieza a susurrarme al oído:

-¿Dónde vas? ¿Quién te crees que eres? ¡Deja de escribir y mejor dedícate a otra cosa!

Y sí, la primera vez que me lancé a publicar mi primera novela, dejé que esos pensamientos intrusivos dominasen mi mente y me ganasen. No disfruté del momento como me habría gustado a día de hoy. Y sí, tiré la toalla cuando estaba en pleno camino.

Me costó muchísimo salir de ese bucle de autodestrucción en el que me había metido y no volví a escribir nada en mucho tiempo. Guardé aquella novela en un cajón y me olvidé de ese sueño.

Necesité terapia, derramar muchas lágrimas y despejar la mochila que cargaba en mis hombros, incluso con cosas que no tenían nada que ver conmigo, pero que las había hecho propias.

Descubrí el mundo del coaching personal y me formé para convertirme en coach. Actualmente no ejerzo de ello, pero sigo formándome. Ya os he dicho muchas veces que soy una apasionada de la mente humana y de las emociones y que tengo la carrera de psicología que espero terminar en un futuro no muy lejano.

Y fue en una de las conversaciones con mi terapeuta, en que descubrí un rasgo de mi personalidad que hizo que mi forma de mirarme cambiara. Soy PAS (persona altamente sensible), que no es más que tener un sistema nervioso más sensible que el de una persona no PAS.

Otro día os haré con más detalle un post hablando de ello.

Meses después, la historia de Lux e Ian, empezó a forjarse en mi cabeza y una noche me senté frente a la hoja en blanco y dejé que me fueran contando su historia. Así hasta que "Déjate llevar" tomó forma y se convirtió en una realidad. Recuerdo la cara de felicidad de mi lectora beta y sus palabras cuando la acabó.

Y aquí estoy intentándolo de nuevo, dando pasito a pasito, poniendo ladrillo a ladrillo en construir mi camino. Sin prisa y sin pausa. Con ganas, muchas, de que conozcáis a los nuevos personajes que esperan que cuente su historia y de seguir luchando por lo que es mi Ikigai.

Porque nunca vamos a creer que somos muy capaces de conseguir y hacer todo aquello que nos propongamos, pero sí. En esos días en que el impostor vuelve a susurrarme al oído, me abrazo, me cuido y me quiero un poco más. Porque cada mañana cuando me levanto leo una de mis frases favoritas y sigo teniendo muy clara la meta:

"Nadie llega a la tierra prometida sin pasar por el desierto."

¡Estad atentos porque el 10 de junio tenemos cita! Preparamos presentación y firma de mi novela, en buena compañía. Reserva esa tarde. Os cuento más cosas a lo largo de esta semana en Instagram @escritodesdemialma.

¡Buenas letras y buenas lecturas!